A pesar de su importancia para el clima y los ecosistemas, cada vez se destruyen más bosques. En la actualidad, alrededor de 4.000 millones de hectáreas de la superficie terrestre del mundo siguen estando cubiertas de bosques, lo que equivale a un tercio aproximadamente; originalmente era el doble. La razón es la continua deforestación de los bosques intactos. Entre 2015 y 2020, la pérdida mundial de superficie forestal natural debido a la deforestación fue de unos diez millones de hectáreas al año, según el Informe sobre el estado de los bosques en el mundo 2020, algo menos de un tercio de Alemania. Más de dos tercios del total de la deforestación mundial se producen en los trópicos y subtrópicos.
Los bosques están amenazados por una amplia gama de factores, pero la principal razón es la deforestación y la agricultura de tala y quema. Esto es responsable de cerca del 80 % de la pérdida de bosques a nivel mundial. En América Latina, el cultivo de soja y la cría de ganado, en particular, conducen a la pérdida de bosques, mientras que en África y Asia tropical la agricultura industrial y a pequeña escala pueden considerarse igualmente responsables de la deforestación, al igual que el uso de árboles para la producción de leña y carbón vegetal. Otras causas de la deforestación son la minería, la urbanización y la consiguiente expansión de las ciudades, así como la ampliación de las infraestructuras, que a menudo atraviesan amplias franjas de bosques aún intactos y provocan una creciente fragmentación de los mismos. En los bosques europeos, además, el bosque es cada vez más víctima de la producción de madera energética.
Los programas de reforestación intentan contrarrestar la evolución negativa, pero las pérdidas anuales de bosques siguen siendo demasiado elevadas en comparación con las tasas de reforestación para detener la tendencia a la baja de la forestación. Como resultado, la deforestación libera ahora tres veces más CO2 dañino al año que lo que los bosques tropicales restantes pueden absorber en un año. La deforestación libera unos cinco mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Por término medio, esto equivale a las emisiones anuales totales de carbono de la UE. Detener la deforestación es, por tanto, una de las medidas más importantes, junto con la reforestación de las zonas degradadas, para evitar el avance del cambio climático.