Un fuerte afluente de aguas dulces en el Atlántico Norte, hace 8.200 años, podría haber reforzado de repente y de forma permanente la corriente de remolino del Atlántico subpolar.
Corriente de remolino reforzada
Eso puede haber originado la formación de aguas profundas en el Atlántico Norte, como demuestran nuevas simulaciones del clima. La corriente de remolino reforzada podría también haber contribuido a la estabilidad del clima desde la última época glacial, escriben los científicos en la revista electrónica „G-Cubed“ de la Unión Geofísica Americana. Fluyendo más agua dulce en el Atlántico Norte, se diminuye, según lo que se piensa hoy, la formación de aguas profundas y con eso la propulsión de la corriente atlántica meridional de recirculación. Debido a que el agua salada es más densa, el agua dulce queda en la superficie y bloquea las corrientes dirigidas en profundidad. Hay pero indicios geológicos, que favorecen la conclusión, que la repente afluencia de agua hace 8.200 años, desde un lago de dimensiones siete veces los Grandes Lagos del America del Norte, haya dado una propulsión a la formación de aguas profundas y a la circulación oceánica de hoy.
Cambios de temperatura del Atlántico del Norte
„Una transición repentina de la circulación de superficie de la corriente de remolino (del Atlántico subpolar), al estado reforzado de hoy, resuelve la aparente contradicción de estos acontecimientos“, dice Andreas Born del Centro de Investigación del Clima en Noruega. Teniendo en consideración esta transición y basandose a varios conjuntos de datos referidos al clima de aquel tiempo, Born y Anders Levermann del PIK pudieron reconstruir el llamado . Este acontecimiento climático, que fue nombrado según el tiempo en que se realizó hace 8.200 años, es conocido como el más gran enfriamiento climático de Groenlandia durante los últimas 11.000 años. Contemporáneamente a la oscilación de la curva de temperatura de Groenlandia hacia abajo, el agua de superficie en la parte occidental del Atlántico Norte se enfrió de forma repente y permanente y comenzó la formación de aguas profundas en el mar de Labrador, entre Canadá y Groenlandia. En cambio, los sedimentos que se encontraron en la parte nordeste del sublevamiento del Atlántico Central (suroeste de Islandia), indican un del aguarepentino y permanente, correspondiente al fenómeno del antes descrito. Hasta ahora no estaba claro, cómo éstos fenómenos estaban relacionados.
„Los cambios de temperatura del Atlántico Norte dan una explicación al salto repentino de la corriente de remolino a un estado reforzado” explica Anders Levermann. La transición fue provocada por la afluencia breve, pero muy fuerte, de aguas dulces. “La corriente de remolino del Atlántico subpolar en este estado reforzado puede ser llamado „elemento volcado“”, dice Levermann.
Los componentes más vulnerables del sistema de la tierra
Estos procesos, si están alterados más allá del valor umbral, pueden „volcarse“, en su conjunto general y transcurrir desde allí de una manera fundamentalmente difererente. En el estado reforzado, la corriente de remolío del Atlántico Norte forma al rededor de su centro una cantidad mayor de aguas profundas, por lo cual se estabiliza su estado actual de circulación. Ésta relación recién descubierta lleva a una posible interpretación nueva del , que se considera también como una prueba de toque para la vulnerabilidad del flujo de recirculación de agua dulce en el Atlántico meridional. Por cierto no hay duda que este flujo se debilitó temporalmente. Pero este debilitamiento (o atenuación) de la circulación podría haber sido menos fuerte de lo que se pensaba anteriormente, opinan los autores.
Dos mecanismos de auto-refuerzo
La brusca alteración de la corriente de remolino subpolar se debe a dos mecanismos de auto-refuerzo. De un lado por el remolino más intenso, el agua salada se concentraba en el Atlántico Norte. La salinidad elevada del agua de superficie propulsa la formación de aguas profundas. Por otro lado, gracias al más intenso remolino aumentaba la emisión de calor en el centro. Ambos efectos - el aumento de la salinidad y la emissión (o perdida) de calor - hacen que la densidad en el centro de remolino sube, comparado su la parte exterior, que es relativamente ligera. Como consecuencia de ello baja la superficie del mar en el centro y la corriente de remolino se refuerza.
Interacción de la corriente de remolino subpolar con el flujo en la profundidad
Además de estos efectos recíprocos y auto-reforzantes, hay una interacción de la corriente de remolino subpolar con el flujo de agua en la profundidad, que pasa por el dorso submarino de Groenladia - Escocia. La afluencia de agua dulce reduce la formación de aguas profundas en el Mar del Norte y con eso la afluencia de aguas profundas densas hacia el borde septentional del remolino subpolar. A causa de esto el agua del vórtice exterior se hace más liviana y el movimiento de remolino se refuerza ligeramente. Esto a su vez provoca los dos mecanismos de realimentación que se refuerzan reciprocamente, reforzando adicionalmente el remolino subpolar. El con la refrigeración a gran escala en la región del Atlántico Norte coincide con una evasión de agua de deshielo del lago Agassiz en América del Norte. Ésta inundación con agua dulce probablemente ha debilitado la corriente de recirculación del Atlántico meridional y el transporte de calor desde las aguas tropicales al Atlántico Norte. Después de algunos siglos la corriente de recirculación se recuperó y las temperaturas en el Atlántico Norte subieron de nuevo al nivel anterior. El studio de Born y Lervermann demuestra pero cuales son los fenómenos en los sistemas de flujo del agua en el Atlántico Norte, que cambiaron de forma permanente.