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6. Blog: En la última jungla del altiplano

Al fin de su viaje, Katja está visitando el altiplano de Ankafobe. Si se ve terrible. Solo se queda un resto chiquitito de la bonita selva tropical del altiplano. Y este está amenazado permanentemente por fuegos recurrentes.

12. Día, 28.08.2016 – Ankafobe, el resto del bosque

Hoy, el domingo, Chris y Koto me llevaron a Ankafobe, al resto de la selva tropical del altiplano que todavía existe en Madagscar. Durante la primera conferencia con MBG, Christian, el jefe de MBG dijo que no habría un lugar más terrible que este. Tengo que darle la razón. Después de salir de la capital, conducimos unos dos horas por un paisaje lunar. Solo hierba y roca roja, unos árboles de eucalipto aislados y nada más. La única interrupción eran zonas negras y carbonizadas dónde ardió hace poco.

Al llegar en Ankafobe, casi no pude creer que el resto de la selva tropical está tan pequeño y que se ve tan diferente en comparación con la pradera escasa. Ví una jungla con gran árboles, palmeras y una vegetación verde y desbordante. Podría estar en la jungla de Suramerica, no me daría cuenta de la diferencia, si no hubiera la pradera escasa, sin árboles la cual rodea por la jungla. En trés valles se ajusta el resto del bosque y ocupa una territorio de 130 (!) hectáreas. Eso no es mucho.

Primero, caminamos por encima del borde del valle y Chris me cuenta que existen 80 diferentes especies de árboles en esta pequeña zona. Para mi pensé que probablemente solo insectos, pájaros y reptiles pequeños han sobrevivido en este resto del bosque. Pero nada al derecho, allá viven trés especies de lémures, entre ellos el lémur enano major (todavía 16 individuos), el lémur ratón gris (número no se sabe) y otro lémur (olvidé su nombre, algunos 30 individuos). El lémur major está en peligro de extinción. Los otros dos también. Otra populación del lémur major existe en otro resto del bosque unos 33 ha (!) más lejos. Una investigadora columbiana pasó varias noches en la selva en primavera de 2016 para estudiar los lémures. Por eso sabemos el número del lémur major. Este tiene una singularidad la cual motivó la investigadora de venir todo el camino desde Carolina del Norte: Invierna. Solo hay muy pocos mamíferos que lo hacen.

La selva de altiplano del plantel

Después Chris me mostró el plantel en el cual cultivan plantones de las especies de árboles de la última selva tropical del altiplano. Algunos 20.000 plantones están creciendo aquí por el momento. Detrás había un campo de pruebas donde han plantado plantones de árboles con y sin sombra o directamente cerca del borde del bosque o en una distancia de unos 20 m del borde del bosque en la pradera escasa. De repente, oí una grita por sorpresa, Chris estaba delante de los plantones al borde del bosque. “Eso es sorprendente, de verdad”, dijo, “mira, aquí los plantones de árboles crecen mucho mejor, no importa si vigilado o no, que los en la pradera de una distancia de 20 m. Es super interesante. “

Así es realmente. A la vuelta por el bosque discutamos lo descubierto. En las parcelas con la agroforestación dinámica también pudimos observar que los plantones que se encuentran cerca de los gran árboles, crecieron mucho mejor que los que están más lejos. Evidentemente los viejos y gran árboles toman la función de una ama de cría, especulamos. O tiene algo que ver con los hongos los cuales se encuentran en los raízes de los viejos árboles, que ayudan los jóven árboles extiendo sus propio raízes?

La idea nació que reforestamos un anillo de 2m alrededor del borde del bosque sin sombra. Tan pronto como los plantones estén más grandes, reforestamos el próximo anillo de 2m alrededor del bosque. Nos alegramos por esa perspectiva y ya vimos el bosque creciendo.

Pero la realidad se alcanza muy rápido

Pero al estar sentado emprendiendo la vuelta, la realidad nos alcanzó. Después de casi 5km vimos un fuego al lado izquierda de la calle, que se extendió tremendamente rápido en la pradera. Damos la vuelta. Por suerte ya algunas personas locales estaban allí luchando el fuego para que no pasara al otro lado de la calle. Allá está el borde del valle por debajo se encuentra la selva de altiplano. MBG les paga para que luchen el fuego cuando amenza el bosque. Con mucha gracia pegaron otro fuego que convertió todo inflamable a lo largo del lado de la calle en ceniza. Así impedieron que el fuego se extendió por el otro lado y con eso a la dirección del bosque.

El segundo fuego acababa de carbonizarse una raya de unos 10 m, cuando el fuego original llegó con alta velocidad. Yo estaba por la calle no solo con Chris, pero con numerosas otras personas, armados con ramas rotas que tienen muchas hojas para ahogar posibles focos del incendio que saltan. Ya nos creímos en seguridad, al aparecer una ráfaga de viento muy fuerte la cual casi nos tiró. Asustados, miramos todos al lado de la calle que está todavía verde y también al borde del valle por debajo se extienden los 130 hectáreas de la selva del altiplano. Ni una chispa saltó. Tuvimos mucha suerte. 5 minutos más temprano y 5 metros menos tierra quemada y se podría ver diferente.

Un poco carbonizada, pero aliviada les mando saludos desde Madagascar.

P.S. Ah, lo que olvidé, por la tarde hicimos un pícnic en el bosque. Ando y Jose comieron con nosotros. Jose es el jefe de una ONG local, que se preocupa de la selva. Les contamos de la agroforestación dinámica. Ando ya ha visto una parcela una vez, y que se vió muy bien, pensó. Si tienen interés de participar en un proyecto piloto con unos trés a cinco familia? Si, lo tienen. Empezamos en Deciembre.

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